Una guía práctica para gestionar los riesgos durante la cadena de frío

5th febrero 2019

Deterioro: Una palabra que pone de relieve el impacto de unos riesgos mal gestionados durante la cadena de frío. Se trata de un problema universal, a juzgar por las cifras:

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Es evidente que el riesgo no va a desaparecer. Hoy en día, en la cadena de frío integral intermodal, es simplemente imposible esperar una operación exenta de problemas. Por ello, para los responsables de la cadena de suministro lo más importante es identificar los “factores potenciales de riesgo” y evaluar cada punto de interacción para un producto, ya se trate de puertos, instalaciones de transferencia, centros de distribución o entregas a los clientes.

No obstante, el problema es que esto resulta más fácil en la teoría que en la práctica debido a varios factores:

  1. La gran longitud de las cadenas de frío, sobre todo en la distribución de alimentos (por ejemplo, se estima que la media de los productos agrícolas en Estados Unidos viaja 2.400 km [1.500 millas] desde su origen).
  2. Una falta de visibilidad en varias etapas del viaje y no solo en lo que respecta a los niveles de temperatura, sino también a los comportamientos de las personas involucradas y a los procedimientos que estas aplican.

Saber qué preguntar

Pero ¿cuál es la mejor forma de identificar y cuantificar los riesgos en cada fase clave de la cadena de frío? Para empezar, es necesario realizar las preguntas correctas y no descansar hasta obtener las respuestas adecuadas en cada ocasión.

Por ejemplo, ¿confiaría en la capacidad de su organización para responder sí a todas las preguntas siguientes?:

Fase 1: Punto de origen

  • Estabilidad de los productos: ¿Enviamos todos los productos de forma que se garantice que se mantienen en una gama de temperaturas aceptable?
  • Control de la temperatura: ¿Estamos utilizando los materiales aislantes y los refrigerantes más adecuados para las cargas que transportamos?

Fase 2: Transporte

  • Selección del modo: ¿Se basa nuestra selección en la selección de la ruta, los posibles atascos, las temperaturas ambiente o exteriores, etc.?
  • Procesos de supervisión y notificación progresiva: ¿Tienen estos procesos un alcance suficiente y se encuentran disponibles para todos los socios donde y cuando sea necesario?

Fase 3: Cliente

  • Protocolos de entrega: ¿Resultan suficientes las normas con las que contamos para la distribución capilar para dictar las actividades clave, como el preenfriamiento y las aperturas de puertas?
  • Planificación de contingencias: ¿Podemos detectar con rapidez un problema potencial y contamos con los procesos necesarios para responder de forma eficaz a cualquier emergencia?

Diseño del plan

Estas preguntas son realmente interesantes, pero saber dónde se encuentran los riesgos constituye solo la mitad de la solución; el 50% restante tiene que ver con la reducción de dichos riesgos. Todo esto hace necesario desarrollar planes para abordar áreas de riesgo específicas, entre los que se incluyen políticas, flujos de trabajo y protocolos de excepciones.

Resulta importante desarrollar y compartir estos planes, no solo con el fin de definir las normas básicas y los procedimientos de funcionamiento, sino también porque dichos planes influyen a la hora de reforzar la coherencia. La seguridad proviene de saber que todos los operarios de la cadena de frío están trabajando para fijar con claridad las expectativas relacionadas con su comportamiento y su rendimiento.

Practicidad y relevancia del plan

Dichos planes pueden ser muy detallados y cubrir lo siguiente:

  • Políticas para la manipulación, la recepción, el almacenamiento, la recogida, la carga, el tránsito y la entrega de los productos: El resultado es la documentación de los procesos necesarios, incluidos los puntos de control para reducir los riesgos específicos.
  • Expectativas con respecto a los socios de logística: Las cualificaciones y certificaciones mínimas necesarias, así como las aptitudes tecnológicas (soluciones de seguimiento remoto, etc.) y la infraestructura (áreas de almacenamiento validadas, etc.).
  • Procedimientos estandarizados para preparar los productos para el envío: Acordar las diferentes normas para los diferentes productos y ubicaciones geográficas, así como confirmar las normas de conducta para mantener la cadena de custodia.

Ampliación del control a toda la cadena de frío

Una buena estrategia de evaluación de los riesgos puede proporcionarle la confianza de saber que se está haciendo todo lo necesario, incluso en aquellas áreas en las que no existe una visibilidad directa. Aun así, obviamente el control resulta más eficaz si cuenta con una imagen más detallada y en tiempo real del estado de los envíos individuales.

Es aquí donde los sistemas telemáticos entran a formar parte de la evaluación de los riesgos.

De hecho, disponer de una conectividad 24×7 y de información continua sobre el estado de la carga puede ayudarle a transformar su enfoque en relación con todos los factores, desde la seguridad de los productos hasta la conformidad con las normativas. También constituye la plataforma para inspirar un enfoque más inteligente con respecto a la coordinación y para permitirle adoptar una visión más pragmática y general de toda la cadena de frío. A ello puede añadir la capacidad de actuar con decisión una vez que se ha generado una alerta y de responder con rapidez independientemente del escenario operativo.

Asunción del control de los riesgos

Análisis, políticas, documentación y visibilidad: Estas son tan solo algunas de las “herramientas” disponibles para ayudarle a abordar los riesgos relacionados con la cadena de frío. Porque, independientemente de lo que le depare la vida, ya se trate de una huelga portuaria o de un desastre natural, lo más importante es la velocidad y la creatividad de su respuesta. Por supuesto, lo bueno es que siempre puede contar con ayuda.

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