12th junio 2018
Europa tiene una misión. Su objetivo: erradicar las emisiones del transporte por carretera para 2050. De hecho, todos los estados miembro de la UE ya han acordado reducir sus emisiones totales de gases de efecto invernadero en un 40% para 2030 en comparación con los niveles de 1990.
El motivo es fácil de comprender: las emisiones de CO2del transporte en toda Europa han aumentado un 29% desde 1990. Eso significa que los tubos de escape de los vehículos son responsables de emitir aproximadamente una cuarta parte de las emisiones totales de la UE, lo que convierte al sector del transporte en el segundo mayor responsable tras la energía.
Nueva legislación en 2020
Todo ello indica nuevas normativas y reglas, nuevos estándares y nuevas penalizaciones por los incumplimientos. Los primeros en la línea de fuego son los turismos, los vehículos comerciales ligeros (las furgonetas) y los vehículos pesados (los camiones):
- Turismos:Los fabricantes deberán garantizar una reducción del 40% en las emisiones de los nuevos vehículos en 2021 (en comparación con 2005).
- Furgonetas:De manera parecida, las nuevas furgonetas deberán demostrar una reducción del 19% de los nuevos vehículos en 2020 (en comparación con 2012).
- Camiones:Deberán ofrecer una tasa de reducción del 3% anual a partir de 2020.
Los objetivos establecidos para las furgonetas
En lo que respecta a las furgonetas o “vehículos comerciales ligeros” (que representan aproximadamente el 12% del mercado de la UE de los vehículos ligeros), la legislación de 2020 se basa en la introducida en 2017. En aquel momento el objetivo fijado fue una media de 175 g/km de CO2, un valor que, para ser justos, los fabricantes han cumplido fácilmente, dado que los nuevos vehículos ya ofrecen una media de 163,8 g/km.
Para 2020 el objetivo es garantizar que cada furgoneta emita como máximo 147 g/km, lo que supone un 19% menos que la media de 2012. Resulta interesante que el objetivo corresponda a aproximadamente 5,5 litros de CO2por cada 100 km de diésel.
En lo que respecta a los tipos de furgonetas afectados, la legislación se aplica a todos los vehículos comerciales ligeros lo que, de manera efectiva, se refiere a aquellos empleados para transportar productos con un peso de hasta 3,5 toneladas y cuyo peso en vacío sea inferior a los 2.610 kg.
Beneficios esperados
El motivo por el que la legislación entrará en vigor en 2020 es que se ha diseñado para conseguir un buen número de beneficios importantes, los cuales incluyen evitar aproximadamente 420 millones de toneladas de emisiones de CO2en el periodo que irá hasta 2030.
Además, los ahorros en los costes de combustible de las furgonetas se calcula que rondarán los 400 € el primer año y se situarán entre los 3.363 y los 4.565 € en toda la vida útil del vehículo. A ello se puede añadir que se presupone un 25% de reducción en el consumo total de combustible, lo que ahorrará 160 millones de toneladas de petróleo entre 2020 y 2030.
Para situar estas cifras en contexto, merece la pena señalar que el transporte en Europa depende en un 94% del petróleo, un 84% del cual se importa y supone un coste de hasta 1.000 millones de euros cada día.
Una legislación que afecta incluso al combustible
Otro aspecto digno de mencionar es la legislación de la UE relativa a la calidad del combustible. La Directiva sobre la calidad del combustible exige una reducción del 6% de la “intensidad del efecto invernadero” de los combustibles utilizados en vehículos para 2020.
Esta directiva, que abarca el petróleo, el diésel y los biocombustibles usados en el transporte por carretera, también pretende reducir la contaminación del aire y regulará otros elementos de la calidad del combustible vinculados con las emisiones que contaminan el aire.
Más allá de 2020
La legislación no se detiene aquí. Se aplicarán objetivos aún más estrictos desde 2030, con la exigencia de la reducción de las emisiones de CO2en las flotas de vehículos de la UE de un 30% respecto a 2021. El punto medio, el año 2025, incorporará un objetivo medio: una reducción del 15% respecto a 2021.
La influencia de la legislación en los negocios
A primera vista, la legislación establecida para 2020 tendrá una influencia pequeña en las empresas europeas. Al fin y al cabo, son los fabricantes de vehículos quienes pagarán las penalizaciones por los incumplimientos.
También hay buenas noticias a largo plazo, gracias a la aparición que se anticipa de turismos y furgonetas con una mayor eficiencia de combustible.
El aspecto potencialmente negativo de la legislación es que ofrece a los países y a las autoridades municipales un objetivo definitivo por el cual fijar sus propias políticas de emisiones. Las ciudades de mayor tamaño ya han empezado a introducir recargos por emisiones, y la introducción de la cifra de 95 g/km les proporcionará la confianza para fijar objetivos aún más ambiciosos.
A su vez, esto solo servirá para aumentar el coste de utilizar vehículos más antiguos y contribuirá a acelerar la necesidad de una inversión continuada en la flota.
Apoyo para cumplir los objetivos
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